Todos queremos tener éxito, alcanzar nuestro potencial y cumplir las metas que soñamos. Sin embargo, la mayoría de la gente anhela hacerlo de la noche a la mañana. Vemos a otros alcanzando los objetivos que nosotros deseamos y pensamos que ha debido ser fácil. Nos vemos bombardeados de resultados, cuando la clave de ellos está en el proceso.
La verdad es que los atajos cortos pueden ser sumamente peligrosos. Cuando intentamos alcanzar nuestras sueños o metas rápido, corremos el riegos de quedar atascados en un ciclo vicioso. En lugar de movernos, empezamos a correr en cículos. El resultado es que nos sentimos frustrados y desmotivados por perder tiempo y energía valiosos que solo retrasan el cumplimiento de nuestro objetivo.
Parte del éxito está en el aprendizaje y los ajustes que hacemos durante el recorrido. Si queremos hacer algo que valga la pena, ya sea una relación, un negocio o una meta personal, es muy importante comprometernos y trabajar a diario para lograrlo, sin importar los retos que se presenten.
La ilusión del iceberg
Al ver historias de éxito, nos enfocamos en el resultado final, el reconocimiento público, la victoria monumental. El éxito es un iceberg: lo que vemos en las redes sociales o en nuestra pantalla es muy diferente de la realidad. La mayoría de las veces no podemos percibir todo el esfuerzo que las personas exitosas han puesto por debajo de la superficie para llegar a ese resultado increíble.
Una y otra vez se ha demostrado que la persistencia, la dedicación y el compromiso son claves para aquellos que quieren lograr grandes cosas. Así mismo, el sacrificio, el fracaso y las decepciones son factores reales que contribuyen a la victoria final que vemos.
Desconfía de la ruta rápida
Un golpe de suerte, una solución mágica o un boleto de lotería pueden parecer formas tentadoras de alcanzar nuestros sueños. Queremos creer en aquellos que nos ofrecen grandes resultados con poco esfuerzo. El problema es que al hacer esto dejamos de poner nuestra intención en la meta y perdemos el control de nuestro éxito, tomando un rol pasivo en nuestra vida.
No hay mayor arrepentimiento que dejar las cosas al azar. Porque entonces olvidamos que la acción es la única generadora del cambio, y nos sentamos a esperar por algo que quizás nunca ocurra. Aquellas personas que trabajan duro para alcanzar sus objetivos están destinadas a tener éxito, ya que no dependen de su suerte.
Prepárate para el éxito
Lo que nadie te dice es que muchas veces no estamos preparados para el éxito instantáneo. Primero es necesario construir una base sólida para manejarnos bien cuando surja el éxito. Eso implica aprender que el camino al éxito no es lineal. No existe una fórmula mágica, si no, todo el mundo lo usará.
Lo que tenemos son herramientas, estrategias y disciplina para guiarnos. Pero hay que ser resilientes en el proceso y estar dispuestos a persistir. La capacidad de recuperarse y seguir adelante separa a las personas exitosas de aquellas que solo lo logran una vez.
Olvida los atajos y en cambio invierte tiempo y energía en prepararte. Reflexiona sobre tus comportamientos y toma el control de tu destino. ¿Qué puedes empezar a hacer ahora?
Trabaja duro
Comprométete a ser la mejor versión de tí mismo, no solo a tener éxito. Entonces tendrás la capacidad de manejar nuevos retos disfrutando el proceso.
Sé constante
El logro no es una meta sino una recompensa por tu esfuerzo. Un paso cada día te llevará más lejos que la carrera de una sola vez.
Toma acción
Hacer es la mejor manera de mejorar en algo. Practica, experimenta nuevas formas de resolver el problema y enfócate en aprender.
Encuentra el balance
El cambio ocurre poco a poco, y debes estar preparado para ajustar el plan las veces que sea necesario hasta que encuentres la fórmula que funciona para TI.
