En la vida todo es cuestión de encontrar el equilibrio y en el ejercicio también debe ser así. Una parte fundamental para alcanzar las metas al realizar entrenamientos es respetar los tiempos de descanso que el cuerpo necesita para recuperarse, esto es casi tan importante como el ejercicio en sí mismo.
Las pausas y descansos son importantes para el cuerpo y la mente cuando se trata de alcanzar un máximo rendimiento. Existe la tendencia a pensar que mientras mayor sea la intensidad y la frecuencia de nuestro entrenamiento, obtendremos mejores resultados. Pero esto no necesariamente es así. El entrenamiento contínuo puede tener el efecto contrario, ocasionando lesiones y agotamiento tanto físico como mental.
En lo físico
Los músculos se reparan y fortalecen durante el descanso. El proceso regenerativo ocurre en reposo y le permite al cuerpo adaptarse al último trabajo, ganar fuerza y volumen y prepararse para la próxima sesión de entrenamiento. Descansado adecuadamente podemos rendir y exigirle más al cuerpo y darle el tiempo para asimilar todo el trabajo realizado.
Para lograr aumentar la musculatura debemos tener en cuenta que los grupos musculares más pequeños necesitan menos días de descanso que los más grandes. De esta forma los bíceps o tríceps necesitan un par de días para recuperarse mientras que la espalda o pecho necesitan alrededor de 3 días o más de descanso. Mientras más grande sea el músculo más tiempo necesitará para repararse.
Lo ideal es entrenar cada grupo muscular una vez por semana y así darle tiempo al organismo de realizar el proceso regenerativo, reponer las reservas de energía y reparar los tejidos. Caer en el sobreentrenamiento aumenta el riesgo de posibles lesiones debido a la fatiga y agotamiento al que se somete el cuerpo. Un balance adecuado entre ejercicio y descanso aumentará los beneficios y disminuirá los riesgos.
El ejercicio intenso puede llevar al cuerpo a un nivel de estrés en el que los sistemas de defensa bajen y la respuesta inmunitaria disminuya. Cada persona tiene su propio ritmo, pero si estás empezando en el mundo del ejercicio te recomiendo elegir rutinas de menor exigencia para ir gradualmente aumentando el esfuerzo y dejar entre uno y tres días por semana para descansar.
En lo psicológico
Desde el punto de vista psicológico el descanso es altamente beneficioso. Mejora nuestro estado de ánimo, nos permite evaluar nuestro proceso, y revisar los objetivos que planteamos. Una mente descansada es capaz de replantear metas, valorar el tiempo invertido y dedicarse a otras actividades que nutran nuestro ser. Crear el tiempo para compartir con la familia, amistades y hacer actividades recreativas nos ayuda a desconectarnos y mantenernos motivados. Por ello debemos tener mucho cuidado de no establecer toda nuestra rutina en torno al rendimiento físico, pues puede resultar agotador y caer en extremos poco saludables.
Recuperación al dormir
La planificación del descanso resulta tan importante como la misma planificación para ejercitarse. El descanso consciente implica destinar la cantidad de horas adecuadas al organismo para dormir. Mientras más horas se dediquen al entrenamiento más horas se debe dormir. Durante la noche es el mejor momento para que los músculos se recuperen porque se activa la hormona de crecimiento. Además es durante este tiempo que nuestro cuerpo se regenera, ayuda a reparar las funciones celulares y fortalece los tejidos. Una buena noche de sueño es fundamental para obtener buenos resultados.
Recuerda que para que un régimen de entrenamiento funcione y se vean los resultados es vital cuidar tres aspectos fundamentales: ejercicio, alimentación y descanso. Si sigues un plan de entrenamiento de forma disciplinada, llevas una dieta balanceada y le das a tu cuerpo el descanso necesario para trabajar en los cambios, estoy segura que verás los resultados que tanto deseas.
